Páginas

lunes, 28 de octubre de 2013

FEDERICO GARCÍA LORCA: Los personajes de La Casa de Bernarda Alba.

La Casa de Bernarda Alba es una obra de personajes exclusivamente femeninos. El eje que vertebra y sustenta la obra es femenino. Veremos cómo el drama se produce por la ausencia y prohibición de lo masculino, el varón queda relegado a personajes que no aparecen en escena, aunque los valores propiamente masculinos si que están representados en Bernarda como “cabeza de familia”: la autoridad, la vigilancia, el dominio, etc.
Los personajes principales de la obra son caracterizados a través de gran cantidad de técnicas entre las cuales debemos destacar las siguientes. Mediante la caracterización indirecta sabemos de alguien por un tercero que le describe o presenta, por ejemplo, de Bernarda sabemos que es “dominanta” antes de que salga en escena. Martirio se define a sí misma como débil y fea, autodefinición del personaje. A través de la acción sabemos que Bernarda es rígida e inflexible. Mediante el diálogo reconocemos la afinidad entre personajes o su nivel social. Los objetos que poseen son claramente definitorios como el bastón de Bernarda que representa el poder como si de un cetro se tratase, o el vestido verde de Adela que le sirve para rebelarse contra Bernarda. Y por supuesto, los nombres propios de los personajes les definen como veremos a continuación al tratar a los personajes principales y secundarios.
 
Antes de comenzar a desarrollar los personajes vamos a tener en cuenta el escenario, dado el carácter central de la casa debemos apuntar un par de características. La casa se nos presenta como un lugar de luto, un presidio del que nadie va a poder escapar en los próximos ocho años, tiempo que Bernarda impone de luto por el finado, su marido. En lugar de ser una casa “hogareña”, donde todos los miembros de la familia quieren estar, Lorca nos presenta la casa como un escenario idóneo para las situaciones “límite”. En oposición a la casa encontramos el pueblo que, aunque no se ve en ningún momento y está regido por el convencionalismo, se presenta como el mundo exterior. Mundo del que llegarán las incitaciones a la consecución y satisfacción del deseo sexual reprimido, deseo de libertad. Aun así, el pueblo es un pueblo “malo”, donde no hay río, sólo pozos. El río simboliza lo erótico, el empuje de la juventud abocada al deseo carnal, mientras el pozo simboliza la muerte, en nuestro pueblo sólo hay pozos, sólo hay muerte. Por lo que, aunque hay cierto contraste entre el mundo interior reprimido y represor, y el mundo exterior de donde llegan las señales de libertad, todo el escenario es propicio para la desesperación, la angustia y el sufrimiento.
 
En cuanto a los personajes los dividiremos en principales y secundarios. Lorca caracteriza a los personajes principales a través de su nombre propio. Cabe remarcar que los personajes principales son los miembros directos de la familia. Empezaremos por la “cabeza” de familia Bernarda Alba, tiene 60 años, su nombre significa “con fuerza de oso”, representa la autoridad y el poder despótico. Su apellido significa pureza, blancura, inmaculada virginidad. Obsesionada por las apariencias, es cruel, orgullosa, hipócrita, sólo sabe actuar infundiendo temor a todos, la temen los vecinos y sus hijas, no tiene amigos. Está orgullosa de pertenecer a la “burguesía” del pueblo. Mientras piensa que sus hijas la respetan, en realidad lo que sienten va desde el miedo al odio pasando por la impotencia. Las hijas viven la opresión de su madre de formas distintas, y no hay muy buena relación entre ellas. Angustias tiene 39 años y es virgen, huraña, de mala salud y poco agraciada. Es la que más probabilidades tiene de casarse ya que recibió una pequeña fortuna de su difunto padre, el primer marido de Bernarda Alba. Sabe que es más importante ser rica que hermosa, razón por la que Pepe el Romano la pretende. Magdalena, de 30 años, es la que se presenta con mejores sentimientos y parece la más inteligente de sus hermanas, llora por la muerte de su padre, vive con resignación la situación que le ha tocado. Amelia tiene 27 años, no es muy llamativa, mantiene una estrecha relación con Martirio, parece triste e insegura, sumisa y temerosa. Martirio tiene 24 años, es enferma, deforme y atormentada, y la única que tuvo antes un pretendiente al que su madre rechazó (Enrique Humanes). Sus palabras están llenas de mala intención y sus acciones son ruines. Cuando llora es de odio y al final la paga con Adela, ayudando a Bernarda a desenmascarar los encuentros de aquélla con Pepe el Romano. Será la que desencadene el clímax de la obra cuando le dice a Adela que Pepe ha muerto (sólo había huido) provocando así el inminente suicido de Adela. Sólo al verla muerta reacciona con sinceridad. Adela tan solo tiene 20 años, es la única hija que se rebela contra Bernarda y su tiranía, al conocer que Angustias va a casarse con Pepe el Romano es tal la pasión que nace en su interior joven, fértil y ansioso de experiencias y libertad que llega a convertirse en la amante de Pepe el Romano y queda embarazada, le rompe el bastón a Bernarda (máximo símbolo de autoridad) reclamando y exigiendo libertad, pero su mayor expresión de rebelión y frustración es la decisión trágica que toma al suicidarse.

Entre los personajes secundarios cabe destacar a la madre de Bernarda Alba, Mª Josefa tiene 80 años y sufre de demencia senil pero se da cuenta de lo que acontece, quiere casarse en la orilla del mar y ser madre, realiza comentarios “proféticos” como “Pepe os va a devorar”, representa la necesidad de renovación en la vida. La Poncia, de 60 años, es la ama de llaves de la casa, es un personaje con los pies en el suelo, conoce bien a las hijas, mano derecha de Bernarda y sus intervenciones en las conversaciones, con su popular lenguaje, aporta realismo y coherencia. Por supuesto, Pepe el Romano, a sus 25 años es el pretendiente de Angustias, con la que pretende casarse por dinero, ya que realmente se siente atraído por Adela, con la que mantiene relaciones sexuales. Se trata de una presencia omnipresente que al carecer de diálogos y de acción podríamos clasificar como personaje sin representación. Su presencia es la desencadenante del conflicto dramático, puesto que Pepe el Romano encarna todos los deseos frustrados de las hijas, encarna al género masculino como tal. Lejos de ser un hombre caballeroso, honrado y valiente, en realidad es cobarde y ruin pues pretende a Angustias por dinero mientras utiliza a Adela para satisfacerse sexualmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario