A. Introducción
B. Desarrollo
La organización política de
Al-Ándalus se divide en cuatro períodos:
I. EMIRATO DEPENDIENTE DE DAMASCO (711-756). Al-Ándalus es una provincia del
Imperio y depende de la autoridad del califa de Damasco. Al frente de la
provincia hay un emir o walí nombrado directamente por el califa. El territorio queda dividido en
coras y la capital se establece en Córdoba. Se repartieron tierras entre los
guerreros y se sustituye a dirigentes locales por dirigentes árabes. Los
habitantes de las zonas conquistadas deben pagar un tributo. Se producen enfrentamientos
étnicos entre árabes, instalados en las tierras fértiles del valle del
Guadalquivir, y bereberes, instalados en las tierras infértiles de las marcas. Una serie de guerras civiles en
todo el Imperio termina con el asesinato de toda la dinastía de los Omeyas.
Sólo uno sobrevive: Abd al-Rahman I, que se traslada a Al-Ándalus para
proclamar el emirato independiente.
II. EMIRATO INDEPENDIENTE DE BAGDAG (756-929). La capital del Imperio se
traslada a Bagdag (Irak). Abd al-Rahman I se proclamó emir
independiente del Califato de Bagdag y Al-Ándalus se convierte en un Estado
independiente, pero el poder religioso sigue estando en manos del Califato de
Bagdag. Para reforzar el poder del Estado
se aumentan los impuestos, se reparten los cargos públicos entre un cuerpo de
fieles y se crea un ejército de mercenarios esclavos y bereberes. El poder central termina viéndose
amenazado y se producen diversas revueltas locales y conflictos por el poder.
Los muladíes (cristianos convertidos al Islam) y los mozárabes (cristianos que
viven en territorio musulmán) reivindican los mismos derechos que los
musulmanes y quieren participar en el poder.
III. CALIFATO DE CÓRDOBA (929-1031). Abd al-Rahman III se proclama califa
de Córdoba, de manera que se convierte en jefe político-militar y jefe
religioso de los creyentes musulmanes. Política interior: restaurar la
unidad del Estado islámico y el poder de Al-Ándalus en toda la península. Política exterior: manifiesta su
independencia y ortodoxia religiosa con respecto al Califato de Bagdag. Etapa más brillante de
Al-Ándalus, que se convierte en el Estado más rico y avanzado de toda Europa. Hay
un renacimiento artístico e intelectual. Las revueltas internas son sofocadas y
los reinos cristianos contenidos en el norte y convertidos en vasallos
tributarios del califa a cambio de no sufrir aceifas (campañas de saqueo y
pillaje en tierras cristianas que buscan intimidar y riquezas).
IV. REINOS TAIFAS (1031-1492). Al-Ándalus queda dividido en
reinos a lo largo de tres fases:
1.
Primeras taifas. Gran desarrollo cultural,
artístico, científico y económico. Los reinos son muy débiles tanto militar
como políticamente. Pagaban tributos a los reinos cristianos, de manera que
aumentaron los impuestos sobre sus súbditos. Terminaron ocupándose unos a otros
o siendo reconquistados por los reinos cristianos. Los Almorávides invadieron
la península, reconquistaron todos los reinos y reunificaron, en cierto modo,
Al-Ándalus. Los almorávides son musulmanes ortodoxos que practican la yihad
(guerra santa) contra los infieles. Fueron atacados y derrotados por los
Almohades.
2.
Segundas taifas. Los Almohades son aún más
radicales en lo religioso que los almorávides. Establecen la capital de los
reinos en Sevilla. Siguen siendo incapaces de contener el avance de los reinos
cristianos. En 1212 sufren la derrota en la Batalle de las Navas de Tolosa, lo
que supone el final de las segundas taifas.
3.
Terceras taifas. Estos reinos fueron
conquistados poco a poco por los reyes cristianos de Castilla y Aragón a lo
largo del siglo XIII. El único reino que perdura hasta finales del siglo XV es
el Reino Nazarí de Granada.
C. Conclusión
El matrimonio entre Isabel y Fernando, reyes de Castilla y Aragón respectivamente, dio como resultado la unificación de ambos reinos. Aprovechando la estabilidad y fortaleza que les daba la nueva situación, iniciaron una campaña militar contra Granada, en el año 1482, que se mezcló con una guerra civil interna.
En 1492, Boabdil, el último rey de Al-Ándalus, entregó Granada al reino de Castilla. Con este episodio finalizaba la presencia musulmana en la Península Ibérica.
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