Todo contenido mental es, para Hume, una
percepción. Estas percepciones se
dividen en dos: impresiones, cuando son
el resultado de sentir, e ideas, cuando
son el resultado de pensar. Esto supone una novedad con respecto a otros autores
anteriores que, como Descartes o Locke, llamaban idea a cualquier contenido de nuestra mente, de modo que la
distinción entre aquellas ideas que proceden de la experiencia y aquellas otras
que proceden del pensamiento no quedaba del todo clara.
a)
IMPRESIONES.
Son los datos de nuestra experiencia: los sentidos
(impresiones de sensación), las emociones
y las pasiones (impresiones de
reflexión). Llegan a nuestra conciencia con mayor fuerza y vivacidad que las
ideas, de un modo más claro y directo. En ellas encontramos el origen de
nuestro conocimiento, ya que para Hume, como buen empirista, todo conocimiento
procede de la experiencia.
Hay dos tipos de impresiones:
1.
Impresiones de sensación. Son los elementos de la experiencia externa. Se
perciben por los sentidos y tienen su origen en el mundo exterior. En ellas
incluimos todo tipo de sensaciones: calor-frío, dolor-placer, colores, sonidos,
sabores, texturas, tamaños, formas… Estas impresiones van dejando en nuestra
mente huellas o copias del original que, más tarde, nuestra memoria y nuestra
imaginación serán capaces de recrear, dando lugar a las correspondientes ideas
de calor-frío, dolor-placer, colores…
2.
Impresiones de reflexión. Son los elementos de la experiencia interna. Son las
emociones y las pasiones que se despiertan en nuestra mente cuando pensamos en
algo. Las ideas de calor-frío, por ejemplo, no nos calientan ni nos enfrían
pero sí pueden despertar en nosotros el deseo de calentarnos o refrescarnos. Se
trata de la mente percibiéndose a sí misma.
b)
IDEAS.
Son copias de las impresiones, imágenes o huellas debilitadas que van quedando
en nuestra mente como un rastro de la experiencia.
Al igual que ocurre con las impresiones,
también existen dos tipos de ideas:
1.
Ideas de la memoria.
Son reproducciones fieles de las impresiones, que aparecen en nuestra mente tal
y como se dieron en la experiencia.
2.
Ideas de la imaginación. Se forman por asociación o alteración de nuestras
ideas de la memoria.
Básicamente, la distinción entre
impresiones e ideas se corresponde con la diferencia que existe entre la
percepción del dolor cuando nos damos un golpe y la percepción de ese mismo
dolor cuando recordamos, más tarde, el golpe que nos hemos dado.
Tanto las impresiones como las ideas
pueden subdividirse en simples y complejas: las impresiones e ideas
simples son aquellas que no pueden descomponerse en otras impresiones e ideas
más sencillas; las impresiones e ideas complejas, por su parte, estarían
formadas por la suma de dos o más impresiones o ideas simples. Veamos esto con
el siguiente ejemplo:
-Impresión simple 1. Color blanco de una superficie cubierta por
la nieve.
-Idea simple 1. Recuerdo del color blanco.
-Impresión simple 2. Formas cubiertas por la nieve, tales como
edificios, coches, árboles…
-Idea simple 2. Recuerdo de las formas anteriores.
-Impresión compleja. Una ciudad nevada.
-Idea compleja. Recuerdo de una ciudad nevada.
Ahora bien, ¿de qué modo asociamos ideas
en nuestra mente? Hume opina que existe una fuerza parecida a la atracción
gravitatoria que afecta a los cuerpos, y dicha fuerza afectaría a las ideas de
un modo parecido. Para explicar esto, establece tres principios o leyes de
asociación entre ideas:
I.
Semejanza.
Asociamos ideas que tienen cierta semejanza entre sí. Una imagen en una
fotografía, por ejemplo, nos conduciría al modelo original de esa foto. Del
mismo modo, la idea de caballo puede conducirnos a la idea de cebra por el
parecido existente entre estos dos animales.
II.
Contigüidad espacio-temporal. Las ideas también pueden asociarse por
encontrarse próximas en el tiempo o en el espacio; es decir, cuando las ideas
relacionadas se corresponden con impresiones que han ocurrido en un mismo lugar
o en un mismo momento (o en lugares y momentos cercanos). El recuerdo de un
viaje a África puede traer a mi memoria el recuerdo de las cebras que había
allí, ya que ambas ideas están relacionadas con impresiones que ocurrieron en
un mismo momento y en un mismo lugar.
III.
Causalidad.
Entre las ideas también existe una relación de causa y efecto, de modo que el
recuerdo de una puede conducirnos a la otra. Si recuerdo una lesión que me hice
hace tiempo, puedo asociar esa idea tanto a su causa (una caída) como a su
efecto (el dolor que me provocó). Entre cada una de estas tres ideas existe una
relación de causalidad que se podría extender a lo largo de una cadena más
larga de causas y efectos.
Francisco García Morales
Profesor de Filosofía
Muchísimas gracias por esta información, se presenta muy bien explicada y la he entendido perfectamente, estoy estudiando la carrera de profesorado de historia y en la cátedra de filosofía tengo que dar un final en breve, por lo tanto esto me ha sido de gran ayuda.
ResponderEliminarUna vez mas Muchas Gracias!!!!
Gracias a ti por dejarnos tu comentario. Ánimo y suerte con tus estudios. Un saludo.
ResponderEliminarMuchisimas gracias por la información, la verdad esta muy bien explicada, era justo lo que necesitaba.
ResponderEliminarMuchas gracias, es de mucha ayuda
ResponderEliminar¡Muchas gracias por la información! Gracias a esto podré exponer en paz.
ResponderEliminarMuchas gracias profe por la información muy clara la explicación.
ResponderEliminarGracias a ti por leernos y comentar, Leslie. Me alegro de que te haya resultado útil... Un saludo.
ResponderEliminarBrillante
ResponderEliminarEjemplo de una idea compleja que no corresponda a una impresión y señale cuales son sus componentes
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