La Casa de Bernarda Alba
es una obra de personajes exclusivamente femeninos. El
eje que vertebra y sustenta la obra es femenino. Veremos cómo el
drama se produce por la ausencia y prohibición de lo masculino, el
varón queda relegado a personajes que no aparecen en escena, aunque
los valores propiamente masculinos si que están representados en
Bernarda como “cabeza de familia”: la autoridad, la vigilancia,
el dominio, etc.
Los personajes principales de la obra son caracterizados a través de gran cantidad de técnicas entre las cuales debemos destacar las siguientes. Mediante la caracterización
indirecta sabemos de alguien por un tercero que le describe o presenta,
por ejemplo, de Bernarda sabemos que es “dominanta” antes de que
salga en escena. Martirio se define a sí misma como débil y fea, autodefinición
del personaje. A través de la
acción
sabemos que Bernarda es rígida e inflexible. Mediante el diálogo
reconocemos la afinidad entre personajes o su nivel social. Los
objetos
que poseen
son claramente definitorios como el bastón de Bernarda que
representa el poder como si de un cetro se tratase, o el vestido
verde de Adela que le sirve para rebelarse contra Bernarda. Y por
supuesto, los nombres
propios de
los personajes
les definen como veremos a continuación al tratar a los personajes
principales y secundarios.
Antes de comenzar a desarrollar los personajes vamos a
tener en cuenta el escenario, dado el carácter
central de la casa
debemos apuntar un par de características. La casa
se
nos presenta como un lugar de luto, un presidio del que nadie va a
poder escapar en los próximos ocho años, tiempo que Bernarda impone
de luto por el finado, su marido. En lugar de ser una casa
“hogareña”, donde todos los miembros de la familia quieren
estar, Lorca nos presenta la casa como un escenario idóneo para las
situaciones “límite”. En oposición a la casa
encontramos
el pueblo
que, aunque no se ve en ningún momento y está regido por el
convencionalismo, se presenta como el mundo
exterior.
Mundo del que llegarán las incitaciones a la consecución y
satisfacción del deseo sexual reprimido, deseo de libertad. Aun así, el pueblo es un
pueblo “malo”, donde no hay río, sólo pozos. El río simboliza
lo erótico, el empuje de la juventud abocada al deseo carnal,
mientras el pozo simboliza la muerte, en nuestro pueblo sólo hay
pozos, sólo hay muerte. Por lo que, aunque hay cierto contraste entre
el mundo interior reprimido y represor, y el mundo exterior de donde
llegan las señales de libertad, todo el escenario es propicio para
la desesperación, la angustia y el sufrimiento.
En cuanto a los personajes los dividiremos en principales y
secundarios. Lorca caracteriza a los personajes principales a través
de su nombre propio.
Cabe remarcar que los personajes principales son los miembros
directos de la familia. Empezaremos por la “cabeza” de familia
Bernarda
Alba,
tiene 60 años, su nombre significa “con fuerza de oso”,
representa la autoridad y el poder despótico. Su apellido significa
pureza, blancura, inmaculada virginidad. Obsesionada por las
apariencias, es cruel, orgullosa, hipócrita, sólo sabe actuar
infundiendo temor
a todos, la temen los vecinos y sus hijas, no tiene amigos. Está
orgullosa de pertenecer a la “burguesía” del pueblo. Mientras
piensa que sus hijas la respetan, en realidad lo que sienten va desde
el miedo al odio pasando por la impotencia. Las hijas
viven la opresión de su madre de formas distintas, y no hay muy buena
relación entre ellas. Angustias
tiene 39 años y es virgen, huraña, de mala salud y poco agraciada.
Es la que más probabilidades tiene de casarse ya que recibió una
pequeña fortuna de su difunto padre, el primer marido de Bernarda
Alba. Sabe que es más importante ser rica que hermosa, razón por la
que Pepe el Romano la pretende. Magdalena,
de 30 años, es la que se presenta con mejores sentimientos y parece
la más inteligente de sus hermanas, llora por la muerte de su padre,
vive con resignación la situación que le ha tocado. Amelia
tiene
27 años, no es muy llamativa, mantiene una estrecha relación con
Martirio, parece triste e insegura, sumisa y temerosa. Martirio
tiene 24 años, es enferma, deforme y atormentada, y la única que
tuvo antes un pretendiente al que su madre rechazó (Enrique
Humanes). Sus palabras están llenas de mala intención y sus
acciones son ruines. Cuando llora es de odio y al final la paga con
Adela, ayudando a Bernarda a desenmascarar los encuentros de aquélla
con Pepe el Romano. Será la que desencadene el clímax de la obra
cuando le dice a Adela que Pepe ha muerto (sólo había huido)
provocando así el inminente suicido de Adela. Sólo al verla muerta
reacciona con sinceridad. Adela
tan
solo tiene 20 años, es la única hija que se rebela contra Bernarda
y su tiranía, al conocer que Angustias va a casarse con Pepe el
Romano es tal la pasión que nace en su interior joven, fértil y
ansioso de experiencias y libertad que llega a convertirse en la
amante de Pepe el Romano y queda embarazada, le rompe el bastón a
Bernarda (máximo símbolo de autoridad) reclamando y exigiendo
libertad, pero su mayor expresión de rebelión y frustración es la
decisión trágica que toma al suicidarse.
Entre los personajes secundarios cabe destacar a la madre de Bernarda Alba, Mª Josefa tiene 80 años y sufre de demencia senil pero se da cuenta de lo que acontece, quiere casarse en la orilla del mar y ser madre, realiza comentarios “proféticos” como “Pepe os va a devorar”, representa la necesidad de renovación en la vida. La Poncia, de 60 años, es la ama de llaves de la casa, es un personaje con los pies en el suelo, conoce bien a las hijas, mano derecha de Bernarda y sus intervenciones en las conversaciones, con su popular lenguaje, aporta realismo y coherencia. Por supuesto, Pepe el Romano, a sus 25 años es el pretendiente de Angustias, con la que pretende casarse por dinero, ya que realmente se siente atraído por Adela, con la que mantiene relaciones sexuales. Se trata de una presencia omnipresente que al carecer de diálogos y de acción podríamos clasificar como personaje sin representación. Su presencia es la desencadenante del conflicto dramático, puesto que Pepe el Romano encarna todos los deseos frustrados de las hijas, encarna al género masculino como tal. Lejos de ser un hombre caballeroso, honrado y valiente, en realidad es cobarde y ruin pues pretende a Angustias por dinero mientras utiliza a Adela para satisfacerse sexualmente.