San Agustín, en su obra Contra académicos, tratará de demostrar que es posible alcanzar conocimientos verdaderos, absolutos e indudables. Sin recurrir a la fe, sólo mediante el uso de la razón, podemos alcanzar tres verdades que contradicen la postura de los escépticos: 1) Existo; 2) Conozco que existo; 3) Amo la existencia y el conocimiento. Somos inmediatamente conscientes de estas tres verdades, de modo que nada podrá ponerlas en duda. El punto de partida es el siguiente: si fallor, sum; es decir, aunque me engañe acerca de mi existencia o de cualquier otra cosa, no podré dudar de que, por el mero hecho de engañarme, estoy existiendo. Estas verdades son alcanzadas por la mente en sí misma, mediante auto-consciencia o auto-reflexión, sin necesidad de recurrir a los sentidos. Según su teoría de la iluminación, San Agustín dice que el conocimiento de las verdades eternas también puede ser alcanzado mediante la luz de la razón. Desde uno mismo, por interiorización y auto-trascendencia, las verdades eternas se presentan ante nosotros por iluminación divina. Al tener su origen en Dios, el conocimiento de estas verdades y el conocimiento de Dios se implican mutuamente.
por Francisco García Morales
Profesor de Filosofía
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