alcanzar a Dios, su conocimiento y los niveles que se presentan antes de llegar a él. El punto de partida en la teoría del conocimiento de San Agustín es la autoconciencia o autorreflexión, que también se le considera el instrumento inicial para alcanzar la verdad.
En esta teoría agutiniana podemos distinguir 3 tipos de conocimiento:
1. Conocimiento sensible: es el que percibimos por medio de los sentidos. No es un conocimiento verdadero puesto que sólo nos ofrece opinión, que es el grado mas bajo de conocimiento y "es propio de los hombres y los brutos". Según Agustín de Hipona, hay conocimiento de dos clases de cosas: de aquellas que la mente percibe a través de los sentidos corporales y de aquellas que la mente percibe por sí misma. Las primeras son objetos materiales (del mundo sensible) y las segundas son el mundo inteligible al que la mente humana conoce independientemente de la experiencia sensorial.
2. Conocimiento racional: está dirigido a la acción. Parte de los datos de la sensación y emite juicios sobre los objetos que conoce a través del conocimiento sensible, comparándolos con los modelos eternos (ideas, formas, rationes) que residen en la mente de Dios.
3. Conocimiento contemplativo o sabiduría: en él se contemplan los verdaderos modelos de las cosas; las verdades necesarias, inimitables y eternas. Es el ideal de sabiduría contemplativa. Al conocimiento de esas ideas, formas o rationes no puede llegar nadie sin la intervención de Dios, sin la ayuda de Dios a través de la iluminación.
Dios está presente en todos los grados de conocimiento y el hombre lo necesita y depende de él. La iluminación es una gracia divina que Dios otorga al hombre para poder superar las limitaciones de la mente humana (finita, temporal...) y poder alcanzar estas verdades inmutables y eternas que residen en su mente. Por ello el hombre es guiado hasta el conocimiento mediante la iluminación divina. Se dice que la verdad está en el interior del hombre, de modo que el camino para llegar hasta Dios está en uno mismo.
En la teoría de la iluminación de San Agustín hay claras influencias del pensamiento de Platón (la idea del bien es como el sol del mundo inteligible) y del neoplatonismo (Plotino situó las ideas en la mente divina (nous)). El amor orienta la vida del cristiano hacia ese Dios personal, para ello el hombre debe realizar esa búsqueda interior para alcanzar la transcendencia: ese movimiento hacia dentro se llama interiorización. En el proceso de interiorización encontramos tres momentos correspondientes a los tres tipos de conocimiento señalados: 1) aversión al mundo sensible; 2) introversión, descubrimiento de las Ideas como modelos eternos; y 3) transcendencia, la unión con Dios como fundamento último. Sólo los hombres que se esfuercen y desplieguen su interioridad serán dignos de alcanzar la gracia divina: sólo por iluminación alcanzamos el conocimiento último de las cosas, la verdad de todo, la existencia de Dios y su creación. Todo esto es una ayuda concedida al hombre para la práctica del bien. El hombre, sin la gracia divina, es incapaz de cumplir la ley, esto supone el libre albedrío: la posibilidad del hombre de elegir entre el bien y el mal. La libertad sólo se alcanza mediante la gracia. El hombre es responsable de sus acciones, aunque la gracia le empuje hacia el bien. Dios es como el sol platónico e ilumina nuestras mentes. San Agustín identifica el mundo inteligible con la mente divina, que contiene las ideas arquetípicas de todas las cosas creadas. Las ideas o formas están dentro de la mente divina y la iluminación es la concepción agustiniana del conocimiento.
por Francisco García Morales
Profesor de Filosofía
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