A. Introducción
Carlos I dejó sus dominios en
España, América, Borgoña e Italia en manos de su hijo, Felipe II. Sus derechos
imperiales y dominios austríacos quedaron en manos de Fernando, su hermano.
Al igual que su padre, Felipe II
tiene dos objetivos fundamentales:
1. Luchar
por la hegemonía en Europa.
2. Defender
sus territorios ante sus enemigos.
Su reinado se extiende desde 1556
hasta 1598.
B. Desarrollo
I. POLÍTICA INTERIOR
Las condiciones del reinado de
Felipe II son muy diferentes a las de su padre. Tiene que realizar algunas
adaptaciones a los nuevos tiempos:
1. Establece su Corte en Madrid.
Gobierna el resto de sus dominios desde la distancia.
2. Su política se hispanizó.
Felipe II era castellano de nacimiento y no extranjero, como fue su padre. Sus
consejeros eran españoles y los intereses de Castilla cobran un peso especial
en la toma de decisiones. Esto evita las tensiones internas con la nobleza
castellano-aragonesa.
3. Política confesional.
Impulsa la Contrarreforma en España y aspira a ser el líder de los católicos.
La unidad religiosa de Europa ya es algo imposible.
4. Aumento del autoritarismo
político y religioso. Termina reactivando las rebeliones internas.
1. Guerra de las Alpujarras (1568-1570).
La revuelta de los moriscos de
Granada fue la revuelta interior más importante de este período. Los moriscos
seguían practicando la fe musulmana y no se integraban en la sociedad
cristiana, de manera que constituyen un importante problema social y religioso.
También pueden llegar a suponer un problema político, pues son aliados
potenciales de los turcos y de los piratas berberiscos. Para intentar
solucionar estos problemas se prohibieron algunas prácticas de origen musulmán:
idioma árabe, ropas, apellidos, ceremonias y costumbres. Este fue el inicio de
la revuelta.
La revuelta fue aplastada por Don
Juan de Austria, hermanastro de Felipe II, y los ochenta mil moriscos de
Granada fueron deportados y repartidos por toda Castilla.
2. Rebelión de Aragón (1590-1592).
La rebelión se origina por un
enfrentamiento entre Felipe II y el Justicia Mayor de Aragón, máxima autoridad
judicial de la Corona. Felipe II quiere nombrar como virrey de Aragón a un
castellano. También quiere incluir el condado de Ribagorza en la jurisdicción
castellana, cuando estaba en manos de un señor feudal local (aragonés). El
Justicia Mayor de Aragón, máxima autoridad judicial en la Corona de Aragón, se
opone a estas medidas y se enfrenta a Felipe II.
Al mismo tiempo ocurre otro
acontecimiento: Antonio Pérez, antiguo secretario del rey en Aragón, escapa de
la prisión donde estaba encerrado acusado de haber matado a un cargo público.
El preso huido se refugia en Aragón, donde la justicia real no puede aplicarse
debido a los fueros aragoneses, y es acogido por el Justicia Mayor. El rey
recurre al tribunal de la Inquisición, con poder en Castilla y Aragón, acusando
de hereje a Antonio Pérez. En ese momento se desencadena un motín en Zaragoza
que logra sacar de la cárcel de la Inquisición a Antonio Pérez. El ejército
real sofocó la rebelión y ejecutó a algunos de los participantes, aunque
Antonio Pérez logra huir.
Como consecuencia, Felipe II
obtuvo la jurisdicción del condado de Ribagorza y el poder para elegir
virreyes. A pesar de esto, respetó las instituciones y fueros tradicionales de
la corona de Aragón.
II. POLÍTICA EXTERIOR
Felipe II hereda de su padre,
Carlos V, dos objetivos políticos fundamentales:
1. Conseguir la hegemonía europea.
2. Defender los territorios
reales.
1. Defensa del Mediterráneo
El enemigo en el Mediterráneo
sigue siendo el mismo: el Imperio turco y los piratas berberiscos del norte de
África. Felipe II pone en marcha un plan para la construcción de nuevos barcos
en Italia y Cataluña, de manera que la flota española será mucho más poderosa
que durante el reinado de Carlos V. También se buscan aliados que incrementen
el poder naval de los españoles. Tras la invasión de la Isla de Chipre por
parte de los turcos, la República de Venecia pide la ayuda del papado y de
Felipe II, formando la Liga Santa (España, Venecia y el papa).
-Batalla de Lepanto (1571):
los turcos son vencidos por la Liga Santa. Esta importante victoria demuestra
que los turcos no son invencibles. Su acceso al Mediterráneo occidental queda
cerrado, pero los piratas seguirán acosando las costas españolas durante años.
2. Rebelión de los Países Bajos (1568-1648)
Conflicto importantísimo que se
prolonga, con algunas interrupciones, durante ochenta años. Provoca gran parte
de la ruina económica española.
En el origen del conflicto
destacan dos factores:
a) Los calvinistas (protestantes)
sufren una dura represión por parte de las autoridades españolas. A pesar de
haber renunciado a la unidad religiosa dentro de Europa, aquellos que no son
católicos no tienen los mismos derechos dentro de los territorios españoles.
b) Felipe II trataba a los Países
Bajos como a una simple provincia de España, y no como a un Estado
independiente, cobrando unos impuestos excesivos.
El descontento generado por esta
situación hizo estallar una serie de disturbios populares. Para reestablecer el
orden en la zona, Felipe II envió como gobernador al duque de Alba, que fue
acompañado por los temidos tercios. Su misión consiste en acabar con toda
oposición política y religiosa, para lo cual llevaron a cabo una durísima
represión: confiscaron los bienes de los rebeldes y ejecutaron a más de mil
personas en sólo seis años.
Un noble llamado Guillermo de
Orange consigue escapar de esta represión y se refugia en las provincias del
norte (Holanda y Zelanda), donde abraza el calvinismo y se enfrenta a los
españoles. Comienza entonces una larga guerra que acaba con la división del
territorio en dos zonas:
a) Flandes: provincias católicas
del sur (Bélgica y Luxemburgo).
b) Provincias unidas: provincias
calvinistas del norte (Países Bajos).
El fracaso de Felipe II en los
Países Bajos se debe a los siguientes factores:
a) Ausencia de una flota
atlántica. Los barcos españoles son incapaces de navegar en el océano
Atlántico y las tropas españolas tardaban meses en llegar por tierra.
b) Propaganda. Los
holandeses difundieron a través de folletos el mensaje antiespañol, calificando
su lucha de enfrentamiento contra la tiranía.
c) Dificultades financieras.
Los enormes gastos generados por una guerra tan larga y a tanta distancia
generan continuos motines de las tropas, que no cobran su dinero y pasan todo
tipo de dificultades económicas.
3. Guerra con Inglaterra y unión con Portugal
La reina Isabel I de Inglaterra
apoyó a los rebeldes en los Países Bajos por dos motivos:
1. Motivos políticos:
frenar el avance español al otro lado del Canal de la Mancha.
2. Motivos religiosos: la
reina Isabel es una anticatólica convencida.
Para luchar contra Inglaterra,
Felipe II necesita tres cosas:
1. Flota poderosa. Mandó
construir la Gran Armada, conocida satíricamente como la Armada Invencible.
2. Base terrestre. Esta base
se establece en los Países Bajos, tomando el Canal de la Mancha como sitio
estratégico.
3. Puerto atlántico. La
unión de Portugal a la corona española, tras la muerte sin descendencia de su
último rey, permite a España disponer de un puerto atlántico seguro donde
concentrar a toda la flota.
Inglaterra fomentó la piratería en
el Atlántico, atacando a los barcos españoles que venían desde América cargados
de oro y otros metales. El enfrentamiento con los ingleses fue un absoluto
fracaso y la paz no se firmó hasta el siglo XVII.
C. Conclusión
La situación económica es la misma
que durante el reinado de Carlos I: los elevados gastos militares llevaron a la
corona al borde de la bancarrota, teniendo que solicitar constantes préstamos a
banqueros alemanes, flamencos, genoveses… Los ingresos también tienen el mismo
origen: sobre todo provienen de los impuestos castellanos y los metales
procedentes de las Indias, pero también del ejército y la Iglesia. Después del
desastre de la Armada Invencible se crea un nuevo impuesto, los millones, que
se aplica a los alimentos esenciales. La organización del Estado y sus
instituciones también fue la misma que durante el reinado de Carlos I. Durante el reinado de Felipe II
continúa el poder militar y político de España en todo el mundo, sumando ahora
los territorios de Portugal, que ha quedado en manos de Felipe II.
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