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martes, 19 de noviembre de 2013

FEDERICO GARCÍA LORCA: Temas principales y secundarios en La casa de Bernarda Alba.

La casa de Bernarda Alba cuenta con una gran cantidad de temas, por lo que sería difícil establecer la prioridad entre ellos. Pensamos que cada espectador, o lector, percibirá la importancia de los temas de una forma subjetiva. Por ello no vamos a dividir los temas en principales y secundarios, si bien es cierto que hay alguno de ellos más recurrente que otros.
Comenzaremos observando las relaciones entre los personajes para hilvanar los temas que encontramos en la obra. Posiblemente, el más llamativo, significativo y explícito sea la confrontación de Bernarda contra todo el mundo y, en particular, contra la joven Adela. Hablaremos de autoritarismo y no de autoridad. La autoridad puede tener de algún modo un significado positivo, alguien puede tener "autoridad" moral o derivada de su experiencia o conocimientos, mientras que el autoritarismo con que la cabeza de familia quiere desempeñar toda su vida dificilmente puede entenderse como positivo. Muchas son las muestras del autoritarismo de Bernarda como por ejemplo en la primera palabra que pronuncia "silencio", que coincide con la última. Manda callar a todo su entorno, encierra a sus hijas en casa obligándolas a mantener un luto de ocho años, siempre está vigilante y si alguien desobedece o, simplemente, muestra disconformidad es considerado un enemigo. Desde el primer momento se ve enfrentada con el deseo de libertad representado por Adela o Mª Josefa. Ambas, por caminos diferentes, escenifican el deseo de libertad frente a la moral autoritaria y el poder absoluto de Bernarda. La rebeldía viene por la pulsión sexual, el impulso amoroso de ambas será el detonante y la fuente de energía para poder enfrentarse al poder. Mª Josefa está senil, encerrada en su cuarto, aparece en escena diciendo que quiere ir al mar con su amante y quedarse embarazada. Bernarda la controla hasta el punto de no dejarle salir al patio.Por otro lado, Adela siente un gran deseo sexual y amoroso hacia Pepe el Romano, se siente joven y con ganas de sentir la vida. Se presentará en escena con un vestido verde, rompiendo el luto, y llegará a romper el bastón de Bernarda. La máxima expresión del deseo de libertad frustrado, sin duda, es el suicidio de Adela. La máxima expresión del autoritarismo de Bernarda es su afirmación de que Adela "ha muerto virgen". Mientras se produce este enfrentamiento la resignación es escenificada por el resto de las hijas y la Poncia, el miedo les lleva a acatar la voluntad de Bernarda. 
Como hemos visto en el párrafo anterior, Adela, en edad de merecer, se enamora totalmente de Paco el Romano, pretendiente de su hermana Angustias. Sin duda esta es la relación más significativa de la obra, pero no es la única historia de amor que podemos encontrar en la representación. Sabemos que Martirio tuvo un pretendiente, Enrique Humanas, pero la vigilancia férrea de Bernarda pronto alejará toda posibilidad de felicidad para Martirio. También tenemos noticias de otras historias amorosas, siempre fuera de casa, nos encontramos con el marido de la Poncia, Evaristo Corín la rondaba en la ventana, o la pintoresca historia de Paca la Roseta y el trágico final de la hija de la Libradas. Por tanto, el amor sensual, por un lado, siempre aparece truncado por Bernarda si se produce bajo su techo, por otro, sus referencias mayoritariamente llegan desde fuera de la casa.
Por otro lado, como sabemos, el apellido Alba significa blanco, puro, inmaculado. Por lo que Lorca quiere remarcar que toda la casa de Alba es una casa inmaculada, honrada, que no tiene nada que ocultar. Pero mientras la obra se va desarrollando vamos descubriendo que la casa de Alba es más bien una casa oscura, triste, ruin, mezquina. A lo largo de los actos, vemos cómo la honra no es una cualidad propia de las mujeres que habitan la casa, ni siquiera del pueblo, más bien parece que la honra sea un concepto caduco cuyo único pilar de sustento lo encontramos en la hipocresía de la sociedad. La sociedad recrimina a Paca la Roseta, a la triste decisión de la Libradas, a los sentimientos de Adela, pero es esa misma sociedad la que ofrece la posibilidad de satisfacer los deseos que surgen, y una vez satisfechos, por indecorosos, se impone la falsa apariencia. La sociedad no se avergüenza de sus propios productos, pretende mantener la honra bajo una apariencia hipócrita. Igual que hace Bernarda en su casa ocultando a su madre o ignorando el trágico final de su hija menor: "¡Mi hija ha muerto virgen! Llevadla a su cuarto y vestidla como si fuera doncella. ¡Nadie dirá nada! ¡Ella ha muerto virgen!".
Enlazado con el tema del párrafo anterior, vemos cómo el odio y la envidia se va alimentando por la frustración que viven las mujeres encerradas en el luto de la casa. La imposibilidad de satisfacer sus deseos de libertad, de amor, de vivir y, lo que es peor, saber que sus vidas se están marchitando entre esas paredes alimenta el odio hacia Bernarda, dictadora que ahoga toda esperanza, y la envidia entre las hermanas, pues algunas tienen la posibilidad de satisfacer su deseo de amor mientras otras ya saben que les será imposible. Gracias a las acotaciones de la obra podemos tener una comprensión más realista de este odio: "siempre con crueldad", "con odio", "con sarcasmo"... Además de la crudeza con la que los diálogos se van desarrollando.
Como hemos ido viendo, gracias a los personajes entendemos la denuncia lorquiana de la gran injusticia social que ha sufrido España a lo largo de su historia. Encontramos una pirámide, o jerarquía, social muy definida. En la cúspide encontramos a Bernarda, junto a sus hijas, que representa a la burguesía y a la clase dirigente. En lo más bajo de la pirámide encontramos a la Mendiga, que vive en la miseria absoluta y es tratada con el mayor desdén. Los eslabones intermedios están representados, por un lado, por la Poncia que trabaja para Bernarda y, en muchos casos, se encarga de las tareas más desagradables, espía y ejecuta las ordenes de su ama. Después de la Poncia tenemos a la Criada, que representa el proletariado asalariado y que ni pincha ni corta en la sociedad. Ya en el primer acto vemos ejemplos claros de esta desigualdad social en la conversación entre la Poncia y la Criada. La Poncia dice: "pero yo soy buena perra; ladro cuando me dicen y muerdo los talones de los que piden limosna cuando ella me azuza..."
Para terminar de exponer los temas, hablaremos sobre la marginación de la mujer. Lorca nos presenta la sociedad española más rancia y castiza, tomando como punto de partida un hecho histórico. Por desgracia, no podemos decir que el tema sea anacrónico sino todo lo contrario, todos los temas tratados en la obra siguen vigentes en la sociedad y mentalidad actual. Hay una fuerte dicotomía entre las mujeres "honradas" y las "pérfidas", como vimos en el párrafo dedicado a la honra y la hipocresía. Este es un tema subyacente en toda la obra, y cabe remarcar cómo se enjuicia y castiga a las mujeres de comportamiento "laxo", relajado, liberal e, incluso, autónomo. No se ve con buenos ojos que la mujer sea independiente y tome sus propias decisiones. Tanto en lo personal como en lo profesional la mujer de la España del siglo xx debe someterse al varón. En la obra encontramos los trágicos finales de las mujeres que intentan satisfacer sus necesidades personales, sin ser actos egoísta, ya que se castiga fuertemente la expresión del amor y siempre es la mujer la que sufre el castigo, aún cuando es el hombre quien comete la falta al no cumplir, egañar o aprovecharse de la situación. Ejemplo de ello son los trágicos finales de la hija de la Libradas o Adela, la historia de Paca la Roseta y, por supuesto, la condena de luto a las hijas de Bernarda.

lunes, 28 de octubre de 2013

FEDERICO GARCÍA LORCA: Los personajes de La Casa de Bernarda Alba.

La Casa de Bernarda Alba es una obra de personajes exclusivamente femeninos. El eje que vertebra y sustenta la obra es femenino. Veremos cómo el drama se produce por la ausencia y prohibición de lo masculino, el varón queda relegado a personajes que no aparecen en escena, aunque los valores propiamente masculinos si que están representados en Bernarda como “cabeza de familia”: la autoridad, la vigilancia, el dominio, etc.
Los personajes principales de la obra son caracterizados a través de gran cantidad de técnicas entre las cuales debemos destacar las siguientes. Mediante la caracterización indirecta sabemos de alguien por un tercero que le describe o presenta, por ejemplo, de Bernarda sabemos que es “dominanta” antes de que salga en escena. Martirio se define a sí misma como débil y fea, autodefinición del personaje. A través de la acción sabemos que Bernarda es rígida e inflexible. Mediante el diálogo reconocemos la afinidad entre personajes o su nivel social. Los objetos que poseen son claramente definitorios como el bastón de Bernarda que representa el poder como si de un cetro se tratase, o el vestido verde de Adela que le sirve para rebelarse contra Bernarda. Y por supuesto, los nombres propios de los personajes les definen como veremos a continuación al tratar a los personajes principales y secundarios.
 
Antes de comenzar a desarrollar los personajes vamos a tener en cuenta el escenario, dado el carácter central de la casa debemos apuntar un par de características. La casa se nos presenta como un lugar de luto, un presidio del que nadie va a poder escapar en los próximos ocho años, tiempo que Bernarda impone de luto por el finado, su marido. En lugar de ser una casa “hogareña”, donde todos los miembros de la familia quieren estar, Lorca nos presenta la casa como un escenario idóneo para las situaciones “límite”. En oposición a la casa encontramos el pueblo que, aunque no se ve en ningún momento y está regido por el convencionalismo, se presenta como el mundo exterior. Mundo del que llegarán las incitaciones a la consecución y satisfacción del deseo sexual reprimido, deseo de libertad. Aun así, el pueblo es un pueblo “malo”, donde no hay río, sólo pozos. El río simboliza lo erótico, el empuje de la juventud abocada al deseo carnal, mientras el pozo simboliza la muerte, en nuestro pueblo sólo hay pozos, sólo hay muerte. Por lo que, aunque hay cierto contraste entre el mundo interior reprimido y represor, y el mundo exterior de donde llegan las señales de libertad, todo el escenario es propicio para la desesperación, la angustia y el sufrimiento.
 
En cuanto a los personajes los dividiremos en principales y secundarios. Lorca caracteriza a los personajes principales a través de su nombre propio. Cabe remarcar que los personajes principales son los miembros directos de la familia. Empezaremos por la “cabeza” de familia Bernarda Alba, tiene 60 años, su nombre significa “con fuerza de oso”, representa la autoridad y el poder despótico. Su apellido significa pureza, blancura, inmaculada virginidad. Obsesionada por las apariencias, es cruel, orgullosa, hipócrita, sólo sabe actuar infundiendo temor a todos, la temen los vecinos y sus hijas, no tiene amigos. Está orgullosa de pertenecer a la “burguesía” del pueblo. Mientras piensa que sus hijas la respetan, en realidad lo que sienten va desde el miedo al odio pasando por la impotencia. Las hijas viven la opresión de su madre de formas distintas, y no hay muy buena relación entre ellas. Angustias tiene 39 años y es virgen, huraña, de mala salud y poco agraciada. Es la que más probabilidades tiene de casarse ya que recibió una pequeña fortuna de su difunto padre, el primer marido de Bernarda Alba. Sabe que es más importante ser rica que hermosa, razón por la que Pepe el Romano la pretende. Magdalena, de 30 años, es la que se presenta con mejores sentimientos y parece la más inteligente de sus hermanas, llora por la muerte de su padre, vive con resignación la situación que le ha tocado. Amelia tiene 27 años, no es muy llamativa, mantiene una estrecha relación con Martirio, parece triste e insegura, sumisa y temerosa. Martirio tiene 24 años, es enferma, deforme y atormentada, y la única que tuvo antes un pretendiente al que su madre rechazó (Enrique Humanes). Sus palabras están llenas de mala intención y sus acciones son ruines. Cuando llora es de odio y al final la paga con Adela, ayudando a Bernarda a desenmascarar los encuentros de aquélla con Pepe el Romano. Será la que desencadene el clímax de la obra cuando le dice a Adela que Pepe ha muerto (sólo había huido) provocando así el inminente suicido de Adela. Sólo al verla muerta reacciona con sinceridad. Adela tan solo tiene 20 años, es la única hija que se rebela contra Bernarda y su tiranía, al conocer que Angustias va a casarse con Pepe el Romano es tal la pasión que nace en su interior joven, fértil y ansioso de experiencias y libertad que llega a convertirse en la amante de Pepe el Romano y queda embarazada, le rompe el bastón a Bernarda (máximo símbolo de autoridad) reclamando y exigiendo libertad, pero su mayor expresión de rebelión y frustración es la decisión trágica que toma al suicidarse.

Entre los personajes secundarios cabe destacar a la madre de Bernarda Alba, Mª Josefa tiene 80 años y sufre de demencia senil pero se da cuenta de lo que acontece, quiere casarse en la orilla del mar y ser madre, realiza comentarios “proféticos” como “Pepe os va a devorar”, representa la necesidad de renovación en la vida. La Poncia, de 60 años, es la ama de llaves de la casa, es un personaje con los pies en el suelo, conoce bien a las hijas, mano derecha de Bernarda y sus intervenciones en las conversaciones, con su popular lenguaje, aporta realismo y coherencia. Por supuesto, Pepe el Romano, a sus 25 años es el pretendiente de Angustias, con la que pretende casarse por dinero, ya que realmente se siente atraído por Adela, con la que mantiene relaciones sexuales. Se trata de una presencia omnipresente que al carecer de diálogos y de acción podríamos clasificar como personaje sin representación. Su presencia es la desencadenante del conflicto dramático, puesto que Pepe el Romano encarna todos los deseos frustrados de las hijas, encarna al género masculino como tal. Lejos de ser un hombre caballeroso, honrado y valiente, en realidad es cobarde y ruin pues pretende a Angustias por dinero mientras utiliza a Adela para satisfacerse sexualmente.