Para San Agustín, el hombre es el gran milagro de Dios, que lo ha creado para que tenga conciencia de su dignidad por ser hecho a imagen y semejanza del creador. El hombre ocupa un lugar intermedio en el cosmos entre los animales y los ángeles, entre el mundo material y el mundo espiritual.
La concepción agustiniana (y cristiana) de Dios es la de tres personas divinas y un solo dios verdadero, el dogma de la Trinidad, la distinción de tres personas divinas en una sola y única esencia. Una naturaleza subsistiendo en tres personas. La idea central de san Agustín es la siguiente: somos, conocemos y amamos a nuestro ser y a nuestro conocimiento.
El alma humana es como el Padre, y de su ser engendra la inteligencia de sí misma que es como el Hijo, y la relación amorosa de este ser con su inteligencia es como el Espíritu Santo. El hijo proviene del padre, y el espíritu santo proviene del padre y del hijo. Las tres personas de la Trinidad aparecen reflejadas en el alma humana de la siguiente manera: ser (Padre), conocer (Hijo) y amar (Espíritu Santo). Así mismo, el alma humana posee tres facultades: memoria, inteligencia y voluntad. La memoria, la inteligencia y la voluntad constituyen una sola vida, una sola mente y una sola esencia. Así confluyen en la antropología de San Agustín dos corrientes que, junto a otras, forman el cristianismo. La concepción bíblica del hombre como imagen de Diosy la corriente griega del homo rationalis.
Según Agustín de Hipona, la creación es una acción de la voluntad divina en la que se
crea todo lo que existe, todo lo que existió y todo lo que existirá. La creación es un acto de amor: el amor de Dios hacia todas sus criaturas. Todos los seres se crearon en el momento de la génesis del mundo conforme a las Ideas que están en la mente de Dios y son modelos conforme a los cuales Dios ha creado el mundo. El ejemplarismo es un característica de toda la escuela agustiniana durante la Edad Media: el mundo es destello del divino modelo, reflejo de las Ideas divinas, las cosas creadas tienen sus Ideas o rationes en Dios y él las conocía desde antes de la creación. Las esencias de las cosas están presentes en la mente divina desde toda la eternidad. Las ideas divinas son formas o modelos arquetípicos o razones estables e inmutables de las cosas, que están contenidas eternamente en la mente divina y son siempre iguales. Ni nacen ni perecen, sino que todo cuanto nace o perece se forma según ellas.
por Francisco García Morales
Profesor de Filosofía
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