A.
Introducción
Durante
el reinado de Isabel II se consolidó el Estado liberal y nacional en España.
También se potenció un proyecto de economía nacional que se desarrolla durante
todo el siglo XIX. En el
gobierno se alternan, de manera conflictiva, progresistas y moderados. Las
masas populares no llegan a formar parte de estos gobiernos, por lo que nunca
se integran en la política.
La
oposición frontal ante las nuevas formas de gobierno viene del bando carlista,
que fue el gran derrotado, a nivel político y militar, del siglo XIX. Como
resultado de esta oposición se desencadenaron las Guerras Carlistas entre:
a)
Isabelinos: partidarios de Isabel II, hija de Fernando VII, y su régimen
liberal.
b)
Carlistas: partidarios de Carlos, hermano de Fernando VII, y su régimen
absolutista y tradicionalista.
B.
Desarrollo
1. Las guerras carlistas
Los
carlistas son los principales representantes del absolutismo frente al régimen
liberal de Isabel II. Quieren regresar a las formas de gobierno del antiguo
régimen y eliminar todo rastro de liberalismo.
Las
causas de este prolongado conflicto fueron las siguientes:
1. Cuestión
sucesoria. Tras la muerte de Fernando VII
se genera un debate sobre quién debe ocupar el trono español:
a)
ISABELINOS. Apoyan a la reina Isabel II, hija de Fernando VII. La Ley Sálica,
según la cual sólo un hombre puede heredar el trono español, había sido abolida
por la Pragmática Sanción de Fernando VII.
b)
CARLISTAS. Apoyan al hermano de Fernando VII, Carlos V, como nuevo rey de
España. Los carlistas basaron su proyecto en la Ley Sálica (derogada por
Fernando VII mediante la Pragmática Sanción), según la cual las mujeres no
pueden ocupar el trono de la corona española. Tras la muerte de Carlos, el
proyecto carlista estuvo encabezado por su hijo y su nieto: Carlos VI y Carlos
VII, según los carlistas.
2.
Enfrentamiento ideológico. Los isabelinos
representan la tendencia liberal y los carlistas representan la tendencia
absolutista.
a)
ISABELINOS. Defensores del liberalismo. Política centralizadora que busca la
uniformidad territorial. Defensores del laicismo (el Estado no debe ser
católico). Libertades políticas, sociales y económicas. Apertura a lo moderno.
b)
CARLISTAS. Defensores del absolutismo y enemigos radicales del liberalismo.
Defienden el tradicionalismo, el antiguo régimen y la monarquía absoluta de
origen divino. Mantenimiento de los fueros y los privilegios tradicionales. Su
lema dice “Dios, patria y rey”. Cerrados en lo antiguo.
3.
Respaldo social. La guerra civil fue
posible porque ambos bandos contaban con un amplio respaldo social y político.
a)
ISABELINOS. Fueron apoyados por la burguesía, trabajadores de las ciudades,
altos cargos eclesiásticos y la mayor parte del ejército. En definitiva, son
apoyados por aquellos sectores sociales interesados en la apertura y modernización
del país. En el plano internacional son apoyados por la Cuádruple Alianza
(1834), que agrupa a Francia, Portugal y Reino Unido.
b)
CARLISTAS. Fueron apoyados por los campesinos (sobre todo pequeños propietarios
que temen perder sus tierras y convertirse en jornaleros), baja nobleza del
norte de España, clero rural y conservador, artesanos, algunos oficiales del
ejército… por todos aquellos sectores, en definitiva, que quieren conservar sus
privilegios y temen la llegada de los nuevos tiempos. Son importantes los
siguientes apoyos: por parte de todo el ámbito rural y por el País Vasco,
Navarra, Cataluña y Castilla; quieren conservar sus fueros (costumbres
tradicionales), defendidos por los carlistas. En el plano internacional reciben
el apoyo de Austria, Prusia, Rusia, Nápoles y los Estados pontificios (papado).
I. PRIMERA
GUERRA CARLISTA (1833-1840)
Se
desarrolla a lo largo de cuatro etapas:
1. Formación
del foco de insurrección vasconavarro (1833-1835). Los carlistas intentan provocar una insurrección
generalizada en todo el país. Los principales núcleos carlistas son reprimidos
por el ejército isabelino y se inicia la guerra civil. Hay una zona de
resistencia en el País Vasco y Navarra, donde el coronel carlista Tomás de
Zumalacárregui formó el primer ejército carlista a partir de los núcleos
guerrilleros ya existentes. Intenta tomar las principales capitales
vasconavarras pero fallece en el asedio de Bilbao.
2.
Expediciones nacionales (1836-1837). Los
carlistas controlaban las zonas rurales del País Vasco y Navarra, y deciden
organizar dos expediciones para extender su control a otras zonas: la
Expedición Gómez (1836) y la Expedición Real (1837). Quieren extender su
revuelta al resto de ciudades del país, pero vuelven a fracasar al ser derrotados
por el general Espartero en un nuevo intento por conquistar Bilbao.
3.
Iniciativa isabelina y Convenio de Vergara (1837-1839). El ejército isabelino, dirigido por el general Espartero,
pasa a la ofensiva. Y el general Maroto, líder de las tropas carlistas, quiere
negociar el final de la guerra. Mediante el Convenio de Vergara se puso fin a
la guerra en el País Vasco y Navarra. Espartero y Maroto sellaron el acuerdo
con un abrazo y los militares carlistas fueron integrados al ejército isabelino
respetando su gradación de origen. La cuestión de los fueros, defendida por los
carlistas, será tratada en las Cortes como una cuestión de interés nacional.
Carlos María Isidro no está de acuerdo con el pacto y se refugia en Francia.
4.
Final de la guerra en el Maestrazgo (1839-1840). Una parte del ejército carlista, liderada por el general
Cabrera, se niega a aceptar el Convenio de Vergara y decide continuar la guerra
por su cuenta. El general Espartero conquistó Castellón, principal zona de
resistencia carlista tras la caída del País Vasco y Navarra, y las tropas
carlistas huyeron a Francia a través de los Pirineos.
II. SEGUNDA
GUERRA CARLISTA (1846-1849)
Se
desarrolla en Cataluña a partir del matrimonio frustrado entre Isabel II y su
primo, el pretendiente al trono Carlos VI (hijo de Carlos María Isidro, primer
pretendiente carlista al trono español). Este matrimonio, planeado de antemano,
habría puesto fin al pleito dinástico entre isabelinos y carlistas. Los
carlistas son liderados por el general Cabrera y reciben el apoyo de los
guerrilleros republicanos (contrario tanto a Isabel II como a Carlos VI).
Finalmente son derrotados por el ejército isabelino.
III.
TERCERA GUERRA CARLISTA (1872-1876)
Se
desarrolla en la zona de tradicional influencia carlista: País Vasco, Navarra y
Cataluña. El nuevo pretendiente al trono en el bando carlista era Carlos VII,
nieto del primer pretendiente carlista (Carlos María Isidro). Se
vuelve a intentar la conquista de Bilbao y la extensión del área carlista a
otras zonas de España, pero la restauración borbónica de 1875 (tras la I
República) recibe el apoyo decidido de la derecha monárquica española. El
carlismo ha sido definitivamente derrotado.
2. Isabel II y la organización del régimen
liberal
El
antiguo régimen desaparece en España de una manera gradual y progresiva para
dar paso a las nuevas formas de gobierno liberal. Isabel
II subió al trono cuando todavía era menor de edad, por lo que su reinado se
divide en dos períodos marcados por esta circunstancia.
A)
MINORÍA DE EDAD (1833-1843). Isabel
II no puede reinar durante este período por ser menor de edad. La regencia de
la corona tendrá dos épocas: regencia de su madre, María Cristina (1833-1840),
y regencia del general Espartero (1840-1843).
I. (1833-1835)
Transición entre el Estado absolutista de Fernando VII y el Estado liberal de
Isabel II
-ESTATUTO
REAL (1834). Texto jurídico planteado como tercera vía entre liberalismo y
absolutismo.
El
gobierno está compuesto por monárquicos reformistas y liberales moderados que
quieren suprimir las normas económicas del antiguo régimen e introducir sólo
las reformas políticas imprescindibles.
-REFORMAS:
división territorial en provincias (similar a la actual); liberalización de la
industria, los transportes y el comercio (menos controlados por el Estado);
libertad de imprenta (previa censura); renacimiento de la Milicia Nacional para
defender el régimen.
II.
(1835-1840) Ruptura con el Antiguo Régimen
Desde el
gobierno se impulsa la ruptura definitiva con el Antiguo Régimen. Esta medida
fue promovida por los ministros más progresistas.
-PRONUNCIAMIENTO
MILITAR DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO (1836). Mendizábal era un liberal
exaltado que tuvo un importante papel durante el Trienio Liberal. Fue Ministro
de Hacienda y presidente del Consejo de Ministros. Su destitución en el
gobierno provoca un levantamiento militar que lleva a los progresistas al
poder. La reina
regente se ve obligada a reinstaurar la Constitución de 1812. El texto original
fue modificado dando lugar a la Constitución de 1837, más moderada que la
anterior. Se
retomaron las desamortizaciones iniciadas en el Trienio Liberal. Promovidas por
Mendizábal, la más importante de todas ellas fue la desamortización de las
tierras del clero regular. Las desamortizaciones pretenden sanear la deuda
pública, sufragar los gastos de la Primera Guerra Carlista, ganar el apoyo de
los nuevos terratenientes y transformar la propiedad vinculada al Antiguo
Régimen en nueva propiedad con un papel en el mercado. El régimen señorial
también vuelve a ser abolido.
III.
(1840-1843) Regencia del general Espartero
Los
progresistas recurren otra vez a la insurrección armada para consolidarse
frente a los liberales moderados. El general Espartero encabezó la rebelión y
se hizo cargo de la regencia de la corona de Isabel II. Tras sus victorias en
América y en la Primera Guerra Carlista el general Espartero es considerado un
héroe popular. El
general Espartero impone un régimen liberal y autoritario que cuenta con el
fuerte respaldo del ejército, sobre todo del sector de que había combatido,
como él, en las guerras americanas. El carácter autoritario de este gobierno
termina encontrándose con la oposición de una parte de sus principales aliados:
el ejército y los progresistas.
Continúa
desarrollando las desamortizaciones de Mendizábal, encontrándose con la
oposición de la Iglesia y el papa.
-ACUERDO
DE LIBRE COMERCIO. Firma un acuerdo de libre comercio con el Reino Unido, lo
que provoca la enemistad de:
Francia, donde estaba refugiada María Cristina y los militares
moderados, ya que se concede prioridad al comercio con el Reino Unido.
Industria
textil catalana, que pedía medidas de
protección de sus productos y altos aranceles para los tejidos británicos. En
Cataluña se suceden las revueltas urbanas, que están apoyadas tanto por los
obreros como por los patronos. Para acabar con la revuelta, Espartero decide
bombardear Barcelona. Espartero pierde gran parte de su popularidad.
Espartero
se exilió al Reino Unido después de una insurrección civil y militar
generalizada en todo el país y protagonizada por todos los elementos de la
oposición.
B)
MAYORÍA DE EDAD (1843-1868). Isabel
II alcanza la mayoría de edad y desde ese momento tiene plenos poderes sobre la
corona. Durante este período tienen lugar las reformas más importantes en la
construcción del Estado liberal.
1.
(1843-1853) La Década Moderada
El
gobierno queda en manos de los moderados. Pensaban que ya se habían hecho todas
las reformas necesarias y ahora se preocupan de conservarlas sin cambiar nada
más. La estabilidad política y el orden serán más importantes que la libertad
de los ciudadanos. Se trata
de un liberalismo doctrinario, conservador y antidemocrático donde todo el
poder se concentra en manos de una oligarquía (miembros de una misma clase
social). Los progresistas y el pueblo fueron mantenidos al margen de la
política. Las Cortes son suspendidas en varias ocasiones, se falsean los
resultados electorales y se extiende la corrupción administrativa.
-CONSTITUCIÓN
DE 1845. Refuerza los elementos conservadores de la Constitución de 1837 (que a
su vez modificaba la Constitución de 1812).
Se toman
medidas para controlar la Administración local y provincial desde el gobierno
central: el gobierno elige a los alcaldes de las ciudades más importantes y el
gobernador civil (representante del gobierno en las provincias) al resto de
alcaldes. También desaparece la Milicia Nacional (considerada como un nido de
progresistas y revolucionarios) y en su lugar aparece la Guardia Civil, nueva
encargada de mantener el orden. Hay un
acercamiento a la Iglesia Católica. Se suspenden las desamortizaciones y se
firma el Concordato: una parte de los presupuestos del Estado se destinarán a
pagar los gastos de la Iglesia Católica. El autoritarismo
del régimen termina enfrentándolo con los carlistas (enemigo tradicional), los
moderados de izquierda, los progresistas y el nuevo Partido Demócrata que
aparece entre sus filas.
2.
(1854-1856) Bienio Progresista
-MANIFIESTO
DE MANZANARES. Los moderados de izquierda, liderados por el general O’Donnell
protagonizaron una insurrección conocida como la Vicalvarada (por ocurrir en
Vicálvaro, Madrid). Se proclama el Manifiesto de Manzanares donde se pide una
reforma de la ley electoral y de imprenta, la descentralización del poder
estatal y la restitución de la Milicia Nacional, entre otras reformas sociales
que van más allá del liberalismo estricto. Contaron con el apoyo de los
progresistas y la población civil, extendiendo la revuelta a otras poblaciones
donde inmediatamente se organizaron Juntas Revolucionarias. Isabel II encarga
al general Espartero, líder de los progresistas, la formación de un nuevo
gobierno junto al general O’Donnell.
Se llevan a cabo las siguientes reformas
progresistas:
a. Se
recuperan las leyes e instituciones liberales de años atrás: libertad de
imprenta, ley electoral, gobierno local y milicia nacional.
b. Se
elabora un proyecto de Constitución que nunca llegó a aplicarse: la
Constitución de 1854, muy similar a la de 1837 pero que reafirmaba la soberanía
nacional y ampliaba la lista de derechos individuales.
c.
Culminación del proceso de desamortizaciones: desamortización general que
afecta a las tierras eclesiásticas, municipales y estatales.
d.
Reordenación económica basada en la consolidación de un mercado nacional. Se
aprueba la Ley de Concesiones Ferroviarias y las leyes bancarias que van a dar
lugar al actual Banco de España.
Durante
todo el bienio se producen diferentes huelgas y motines obreros que culminarán
en la huelga general de 1855. La Milicia Nacional apoyaba estos motines; será
derrotada por el general O’Donnell. El lugar ocupado por los progresistas será
ahora ocupado por los demócratas.
3.
(1856-1868) La alternancia entre los moderados y la Unión Liberal
Este
período se caracteriza por un liberalismo pragmático orientado a restaurar el
orden. En el gobierno se suceden los moderados y la Unión Liberal (nuevo
partido político de tendencia demócrata y progresista).
I. PROGRESO
ECONÓMICO. El progreso económico es el principal objetivo de la política. Se
incrementan las inversiones públicas y finalizan dos grandes proyectos: el
tendido ferroviario, que comunica Madrid con otros puntos de España, y el Canal
de Isabel II, encargado de abastecer de agua a Madrid.
II.
POLÍTICA EXTERIOR DE PRESTIGIO. Busca la recuperación del prestigio
internacional de España. Mantiene las buenas relaciones con Francia y Reino
Unido. España interviene militarmente en Marruecos para defender Ceuta y
Melilla, obteniendo también el territorio de Ifni al suroeste del país.
III.
POLÍTICA INTERIOR MODERADA. Basada en la Constitución de 1845. La alternancia
de los distintos grupos liberales en el poder fue un fracaso por dos motivos:
por un lado, los ministros son nombrados y destituidos dependiendo de su
cercanía a la reina; por otro lado, se suceden las insurrecciones de los grupos
progresistas marginados del poder, entre las que destacan la Noche de San
Daniel (1865) y la sublevación de los sargentos del cuartel de San Gil (1866).
Todas las fuerzas de oposición se unieron en el exilio bajo el Pacto de
Ostende, al cual se adhieren los unionistas tras la muerte de los principales
apoyos de la reina, Narváez y O’Donnell. Finalmente, la recesión económica de
1866-1868 aumentó el descontento que desemboca en la revolución que dará paso a
la I República.
C.
Conclusión
El
enfrentamiento entre absolutistas y liberales que recorre Europa también estuvo
presente en España, donde isabelinos y carlistas se disputan el poder a lo
largo de gran parte del siglo XIX. El fin
de este período supone la derrota definitiva del Antiguo Régimen y la
consolidación del Estado liberal.
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